La Habitación

Relato de Viaje: «Casa Ambulante». Couchsurfing en Vietnam puede fallar.

Durante el viaje al Sudeste Asiático, Vietnam era el país mas esperado para recorrer. Amigos y conocidos nos habían dado miles de recomendaciones.

La entrada al país había sido un poco caótica. El chofer de un bus se había olvidado de mi y tuve que correr varias cuadras hasta alcanzarlo, y luego tuve que luchar cuerpo a cuerpo con una rata tamaño Vietnam (imagínense una rata bien grande) en el baño del hostel.

A los días de llegar teníamos un Couchsurfing, un poco alejado del centro de Ho Chi Min pero poco nos importaba en ese momento. El anfitrión de CS nos había ofrecido una moto Vespa color amarillo pastel para que nos podamos movilizar con facilidad en la ciudad. Nosotros felices.

Vespa en Vietnam
La moto Vespa que nos prestaron

 

Para llegar nos fuimos en bus, con algunas indicaciones del chofer y con muchas mas de vietnamitas del barrio llegamos a la casa del Couchsurfing. Era un barrio auténticamente vietnamita, de esos que pocas veces uno tiene acceso como turista.
Lleno de gente (como todo Vietnam) con una avenida principal llena de comercios desde talleres mecánico, lugares para comer, supermercados y alrededor de la avenida estaban todas las casas. Habíamos llegado al corazón de Vietnam.

Trang, nuestro anfitrión nos recibió de maravilla, éramos sus primeros huéspedes de CS y estaba muy emocionado. El alquilaba un pequeño departamento dentro de un complejo de casas. Este era simple y sin muchas comodidades.

Para nosotros estaba bien, porque la intención era conocer a Vietnam en primera persona. Poco importaba dormir en una esterilla con un mini ventilador a los pies o bañarnos con agua fría con unos baldes casi en cuclillas.

El hermano de Trang nos estaba ayudando a comprar una moto para viajar en ella durante el viaje en el país. Este fue tan hospitalario como su hermano. Además de recorrer mecánicos y lugares donde había posibles motos con el tomamos el mejor café de la ciudad y charlamos de la vida cada vez que nos veíamos.

Después de comprar la moto, una linda Honda Win pero versión Made in China nos quedamos unos días mas en la casa de Trang. Aprovechamos el mini ventilador, los concejos de Trang para conocer Vietnam y el Wifi para organizar un poco el recorrido del viaje.

Durante el medio día, mientras tomábamos mate, uníamos puntos y contábamos kilómetros en Google Maps, tocan la puerta de la casa. Abrimos y un señor acompañado por un adolescente, como si fuera su guardaespaldas, nos pregunta si vivíamos en esa casa. Se nos ocurrían tres respuestas, aunque creíamos que ninguna era la correcta: si (pero no era nuestra casa), no (¿pero que hacíamos ahí entonces?) y la última, hacemos Couchsurfing (esa era la más difícil de explicar).

Optamos por la respuesta “si” y el señor se fue. Al rato volvimos a sentir golpes en la puerta, pero esta vez mas intensos y continuos. El mismo señor volvió con otra pregunta “Tienen el teléfono del dueño de la casa?”. Otra vez no llegaríamos a buen puerto con esta pregunta.
La respuesta fue no. El señor nos tiro una mirada de “Estas seguro? No queres cambiar tu respuesta?”. Ante nuestra negativa se marchó.

Inmediatamente le avisamos a Trang. Le relatamos lo que había sucedido y nos dijo que no pasaba nada, que al parecer algún vecino vio gente nueva y alerto al dueño de la casa.
Minutos después, se comunica con nosotros y nos pide si podíamos ir a pasear o tomar un café y que volviéramos a la nochecita cuando el regresara de su trabajo mientras tanto él hablaría con el dueño para solucionar todo. Al parecer este no estaba contento con nuestra presencia. 

Cenando con Trang
Cenando con Trang

Un poco alertados por la situación, agarramos las mochilas de mano con lo mas importante. Con el pasaporte, la plata, las computadoras y cámara de fotos en nuestro poder volvimos a escuchar que golpean la puerta, cada vez mas intenso y fuerte el ruido. Un sonido tan perturbador como la cara del dueño al abrir la puerta. La mirada reflejaba enojo y se consolidaban con sus gritos en vietnamita, un idioma difícil de interpretar para nosotros.

Espantados salimos de la casa y apenas cruzamos el umbral de la puerta vemos como un robusto candado se cierra con fuerza impidiendo el ingreso tanto para nosotros como nuestro anfitrión.
Él habrá sentido que ganaba una guerra contra estos extranjeros que invadían su casa sin su permiso.

En ese instante reaccionamos que nuestras mochilas grandes, que llevan la ropa y todo lo demás estaban presas.

Teníamos que accionar, así que nos fuimos al café de la vuelta, buscamos un hotel y nos comunicamos con Trang. Él mantenía la calma, en nosotros aparecía de apoco la desesperación. Su respuesta era sencilla, que a la tarde nos escribía para que buscáramos nuestras cosas.

Nos fuimos al hotel con el equipaje reducido a pasar esas horas que parecían días. Sentados en la punta de la cama, como listos para salir corriendo aguardábamos el mensaje que nos llevaría al reencuentro con nuestras mochilas.

Decíamos frases positivas para levantarnos el animo entre nosotros. Por dentro pensábamos que dentro de lo malo teníamos con nosotros lo mas importante, pero perder las mochilas igual era un stress.
La mochila pasa a ser tu casa ambulante donde todo lo necesario se encuentra abriendo tal bolsillo y hurgando entre las remeras y el neceser.

Pasaban las horas, nosotros le escribíamos a Trang pero el no contestaba.  Nuestra ilusión del reencuentro con las mochilas se iba diluyendo. Ya pensábamos en que íbamos a tener que construir nuestro guardarropa al estilo vietnamita.

Compra de moto en Vietnam
Compra de moto en Vietnam

Bien tarde, nos llega el deseado mensaje “a las 20hs en la puerta de casa” decía. Era tal la impaciencia que a las 19.50hs ya estábamos ahí. Se hicieron las 20hs y Trang no aparecía, nuestros cuerpos registraban ansiedad en niveles elevados. A las 20.15hs lo vemos llegar lleno de disculpas por lo que estaba sucediendo.

El dueño de la casa nos miraba de muy mala gana, la tensión del momento se sentía. El adolescente que siempre acompañaba al dueño estaba atento a cualquier movimiento extraño. Trang incomodo y nosotros con cara de agarro mis cosas y tiro bomba de humo.

Entramos a la casa, pusimos todo dentro de las mochilas tratando de revisar que no quede nada, olvidarnos algo iba a ser otro dolor de cabezas. La espera de todo el día se termino en apenas 5 minutos. Salimos de la casa, el dueño extasiado ante la felicidad de su victoria había sacado a esos extranjeros de su casa. Pero al voltearse hacia Trang la furia se apodero de su cara.

Luego nos enteramos por el hermano que Trang debía algunos pagos del alquiler y que el dueño de la casa pensaba que el lo estaba sub alquilando a extranjeros. Todo el conflicto había tomado sentido.

Días mas tarde, hicimos la reseña en Couchsurfing y fuimos sinceros. No recomendamos ir a su casa a dormir, pero si, encontrarse con Trang para recorrer Ho Chi Minh.

 

 

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